¿Qué es lo más importante? Cinco prioridades para los directores generales en la próxima normalidad

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A lo largo de la pandemia, las empresas se han adaptado en gran medida —y a menudo con éxito— a nuevas formas de trabajo. También han adoptado la digitalización y han reorganizado sus cadenas de suministro. Todo esto ha sido necesario, pero no será suficiente. En preparación para la era pos-COVID-19, los líderes deben hacer algo más que afinar sus tareas cotidianas; tienen que estar preparados y dispuestos a repensar su manera de operar e incluso su razón de ser. Por decirlo de otra manera, los líderes necesitan dar un paso atrás, tomar aire y considerar una perspectiva más amplia.

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La pandemia ha revelado y acelerado una serie de tendencias que desempeñarán un papel importante en la configuración de la futura economía mundial. En nuestras conversaciones con ejecutivos globales, estos han identificado cinco prioridades. Las empresas querrán adoptarlas como su estrella del norte mientras navegan por las tendencias que están moldeando el futuro. (Haga clic en los cuadros interactivos que aparecen a continuación para obtener más información sobre cada prioridad.)

Por ejemplo, la sostenibilidad, el principio de producir bienes y servicios causando un daño mínimo al medio ambiente. Muchas empresas han tomado medidas serias en este sentido porque querían hacerlo. Sin embargo, en un futuro muy cercano, hacerlo será tan fundamental para los negocios como elaborar una hoja de balance: los consumidores y los reguladores insistirán en ello. En este contexto, la sostenibilidad debe hacerse de forma tan sistemática como la digitalización o el desarrollo de estrategias, porque será una fuente importante de ventaja competitiva a largo plazo.

O considere la nube. Su potencial ha sido reconocido desde hace tiempo; ahora está empezando a dar resultados reales en innovación y productividad. Una segunda prioridad, por lo tanto, es que las empresas utilicen la nube con buenos propósitos. Para ello, su personal debe estar “cloud literate” ("alfabetizado en la nube"), es decir, tener un sentido agudo de las capacidades de la nube.

Como siempre, el elemento humano es el que marca la diferencia. Así que el desarrollo del talento es otra prioridad. La organización del futuro no se parecerá —o, al menos, no debería parecerse— a la que existía tan recientemente como hasta 2019. Tendrá que ser más flexible, menos jerárquica y más diversa.

Y más rápida. El ritmo del cambio se está acelerando, y el paisaje de los negocios es más fluido que nunca. Por ello, la necesidad de mayor velocidad —una cuarta prioridad— es crucial. Pero esta velocidad debe mantenerse. Las empresas hicieron cosas notables en los primeros meses de la pandemia, impulsadas por la adrenalina y el sentido de urgencia. En el futuro, la velocidad debe estar integrada en la organización. Por decirlo de otro modo, la velocidad no consiste solo en acelerar el motor, sino en diseñarlo para que funcione de forma más eficiente e inteligente.

Por último, los líderes deben reconocer que las personas quieren que su vida y su trabajo tengan relevancia. Estudios anteriores han descubierto que las empresas con un fuerte sentido de propósito superan a las que carecen de él. Y aquellos que dicen vivir su propósito en el trabajo son simplemente mejores empleados: más leales, más propensos a hacer un esfuerzo adicional y menos propensos a irse. El propósito ayuda a las empresas a reconocer las oportunidades emergentes y a conectar con sus clientes. Por lo tanto, esto también debería considerarse una prioridad y una fuente de ventaja competitiva.

La manera de poner en práctica estas cinco prioridades variará de una empresa a otra; algunas serán más importantes que otras, dependiendo del mercado. Pero creemos —y los ejecutivos de todo el mundo con los que hemos trabajado están de acuerdo— que el dominio de estas cinco prioridades mejorará sustancialmente las probabilidades de éxito.

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