Ubicación, ubicación, ubicación: El impacto del lugar en la equidad racial

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Al ritmo actual de concientización, inversión y desarrollo, podrían hacer falta más de tres siglos para lograr la paridad racial entre los residentes negros y blancos en distintas partes de Estados Unidos, según el informe recientemente publicado por McKinsey sobre la situación de los residentes negros.

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En este episodio de The McKinsey Podcast, JP Julien, socio de McKinsey y líder del McKinsey Institute for Black Economic Mobility (Instituto McKinsey para la Movilidad Económica de los Negros), se une a la directora editorial Roberta Fusaro para esbozar las realidades de los residentes negros en cuatro categorías geográficas –el núcleo urbano, los suburbios y los “exurbios” (exurbs), las áreas medianas mixtas y las áreas rurales de bajo crecimiento– y lo que se puede hacer ahora para mejorar la disparidad racial que se encuentra en estos lugares.

Esta transcripción ha sido editada por motivos de claridad y extensión.

The McKinsey Podcast es presentado por Roberta Fusaro y Lucia Rahilly.

La necesidad de prosperar, no solo de sobrevivir

Roberta Fusaro: ¿Cómo ha definido el informe los niveles aceptables de prosperidad y bienestar?

JP Julien: El informe se centra en intentar responder a una pregunta fundamental: “¿Hasta qué punto los residentes negros tienen lo que necesitan para prosperar?”. Anclamos la investigación en unas cuantas aspiraciones básicas que creemos que todas las familias, independientemente de su raza, necesitan para alcanzar su máximo potencial.

Esto abarca desde un nivel de vida básico y no tener que vivir en la pobreza, hasta oportunidades de empleo –en particular aquellas con posibilidades reales de avance profesional–, salud, incluido el bienestar físico y mental, vivienda estable y segura y la opción de comprarla o alquilarla a un precio asequible, y más.

Luego analizamos hasta qué punto los residentes negros pueden alcanzar esas aspiraciones, tanto en términos absolutos como relativos. Examinamos estos resultados para ver en qué medida los residentes negros en diferentes arquetipos comunitarios pueden (o no) lograr esos resultados.

También examinamos cómo les va a los residentes negros en comparación con sus vecinos blancos. Lo interesante de esta investigación es que, en lugar de analizar la situación a nivel nacional agregado, respondimos esta pregunta en más de 3,000 condados de Estados Unidos. Lo que encontramos nos ayuda a comprender cómo los distintos lugares se correlacionan con diferentes resultados.

Los suburbios ofrecen más estabilidad

Roberta Fusaro: Creo que uno de los aspectos más interesantes de la investigación es que los suburbios de Estados Unidos tienen el mejor equilibrio entre resultados positivos generales y paridad para los residentes negros. ¿Qué factores permiten una ganancia neta tan positiva para la población negra en estas comunidades suburbanas?

JP Julien: Creo que esto se debe a dos razones. La primera es la proximidad. Más de la mitad de estos suburbios [y exurbios] se ubican fuera de las megaciudades y de los centros de alto crecimiento. Estos son los lugares de Estados Unidos que producen el PIB más alto del país. Los residentes negros que viven en estas zonas se benefician del acceso a esa economía en crecimiento. Esas economías suelen tener sectores diversos y resilientes y mayores perspectivas laborales y profesionales, al tiempo que proporcionan a los residentes acceso a capital social y relacional, instituciones, ideas y más.

Ahora bien, aunque tienen esa proximidad, los residentes negros de estos suburbios también evitan algunos de los retos inherentes a la vida en la ciudad: los altos costos de la vivienda y de la vida, y los desafíos que plantean los presupuestos fiscales ajustados [municipales].

La segunda razón es la historia. No es ningún secreto que los suburbios [y exurbios] estadounidenses son el lugar y la forma en que nosotros, como nación, hemos invertido históricamente para construir la clase media.

La realidad es que, históricamente, muchos de estos suburbios no han estado al alcance de los residentes negros. Pero los atributos de los suburbios –escuelas de mejor calidad, servicios del vecindario, acceso a la propiedad de viviendas asequibles– han ayudado a las familias negras, en los últimos años, a obtener mejores resultados que sus homólogos en otras zonas. Aunque a los residentes negros les va mejor en los suburbios, sus resultados son solo el 64 por ciento de los resultados de los residentes blancos en los suburbios.

En los suburbios vive solo alrededor del 12 por ciento de los residentes negros, en comparación con alrededor del 19 por ciento de los residentes blancos y del 17 por ciento de todos los residentes estadounidenses. Así que, en los suburbios, a los residentes negros les va mejor, pero no tan bien como podrían, y con algunos niveles significativos de infrarrepresentación.

Roberta Fusaro: Miremos el otro extremo del espectro. ¿Dónde vemos algunos de los resultados más desafiantes en Estados Unidos?

JP Julien: Algunos de los resultados más desafiantes se dan en los condados más rurales. Gran parte de esto se atribuye a que muchas de estas comunidades tienen entornos económicos difíciles. Sus economías fundamentales dificultan las perspectivas de empleo, las oportunidades profesionales, el espíritu empresarial y la innovación. Esto crea un viento en contra realmente duro para que los residentes negros [y todos los residentes] alcancen el éxito económico.

Algunos de los resultados más desafiantes se dan en los condados más rurales. Gran parte de esto se atribuye a que muchas de estas comunidades tienen entornos económicos difíciles.

J.P. Julien

Cerrar la brecha económica

Roberta Fusaro: El informe encontró que harían falta “tres siglos para que los lugares con peores resultados para los residentes negros se equiparen a los mejores resultados para los residentes blancos en la actualidad”. ¿Por dónde empezamos a ayudar a reducir este plazo?

JP Julien: Fue un hallazgo aleccionador. Antes de hablar de cómo cerrar esa brecha, quiero dedicar un momento a compartir algunas buenas noticias. Hemos notado avances. En el 73 por ciento de los condados de Estados Unidos que examinamos, los residentes negros vieron mejorar los resultados en términos absolutos durante la última década.

Ahora bien, lo que supone un reto y, en última instancia, la causa de esa diferencia de 300 años es que menos de la mitad vieron reducirse las disparidades raciales. Las brechas están creciendo. No es que no estemos progresando en los resultados de los residentes negros, es que no lo estamos haciendo lo suficientemente rápido.

Y fundamentalmente eso indica puntos de partida desiguales. Ya sea en riqueza, oportunidades, capital social o exposición, el punto de partida tiene implicaciones reales para el futuro. En nuestro país, las ventajas y las desventajas realmente se acumulan. Para cerrar esa brecha, deberíamos preguntarnos: ¿Cuáles son las formas en que podemos reducir las diferencias para poner a los residentes en una posición más equitativa?

Ya sea en riqueza, oportunidades, capital social o exposición, el punto de partida tiene implicaciones reales para el futuro.

J.P. Julien

El lugar donde se vive influye en cómo se vive

Roberta Fusaro: ¿Cómo ayuda a cerrar esta brecha el objetivo de mejorar la vivienda asequible?

JP Julien: La vivienda es fundamental por dos razones. La primera es puramente económica. La vivienda es el mayor gasto de las familias. Con demasiada frecuencia, las familias simplemente pagan demasiado solo por tener una casa. Casi la mitad de los estadounidenses gastan más del 30 por ciento de sus ingresos en alquiler, y una cuarta parte gasta más de la mitad en alquiler. Cuando se analiza a los residentes negros, alrededor del 60 por ciento gasta más del 30 por ciento de sus ingresos, mientras que el 30 por ciento gasta más de la mitad.

La segunda razón importante es geográfica. El lugar donde vives determina a qué tienes acceso en lo que respecta a tu trabajo, tu sistema escolar, la exposición a la violencia, a los contaminantes, etcétera. He visto personalmente el tipo de impacto que puede tener un domicilio en términos reales. Quizá los oyentes también lo hayan experimentado. Voy a compartirles un poco de mis antecedentes.

Crecí entre cinco hijos en el condado de Essex, Nueva Jersey. Mis padres emigraron aquí desde Trinidad. Vinieron con la esperanza de tener más para ellos y su familia. Durante los primeros nueve años de mi vida, vivimos en entornos económicos difíciles, en vecindarios donde la tasa de pobreza era dos o tres veces superior a la media estatal.

La inversión empresarial era inexistente. El acceso a los alimentos no era bueno. Cuando tenía nueve años, nos mudamos a un suburbio de clase media, a unas diez millas por la autopista Garden State Parkway. Y de la noche a la mañana, la calidad de mi escuela mejoró. El trayecto de mi mamá al trabajo se redujo en una hora. Teníamos una tienda de comestibles y un banco a unos minutos de distancia.

Todo eso fue posible gracias a que mis padres y mis tíos juntaron sus fondos y compraron una casa para dos familias en los suburbios. Con nueve años, vi enseguida la diferencia que podía suponer un domicilio. Tuvo un impacto enorme. A menudo decimos: “El lugar importa en la movilidad económica”. Pero fundamentalmente, la vivienda es el ingrediente clave. Por eso, si pensamos en soluciones, la vivienda debe estar sobre la mesa para cambiar los resultados.

La prosperidad empieza por las escuelas

Roberta Fusaro: Me recuerda a la investigación relacionada con el impacto negativo del clima en ciertas partes de los estados del sudeste, donde viven tantos residentes negros.

Volviendo al informe sobre los residentes negros, ¿cómo ayudan las intervenciones en la educación infantil temprana a cerrar la brecha?

JP Julien: Sabemos que una educación infantil temprana de alta calidad mejora las probabilidades de terminar los estudios secundarios y universitarios, reduce las tasas de consumo de sustancias y de encarcelamiento y, en general, aumenta las tasas de bienestar económico.

En segundo lugar, la educación infantil temprana es un factor económico importante para las familias. Aproximadamente la mitad de las familias optan por pagar la guardería. En el caso de las familias negras, eso termina representando alrededor del 23 por ciento de sus ingresos, y en el de las familias blancas, alrededor del 15 por ciento, una parte significativa de los gastos del hogar. La otra implicación importante de esto es lo que significa para quien puede trabajar fuera de casa. Y, con demasiada frecuencia, la difícil elección entre pagar una suma exorbitante por el cuidado de los niños e ir a trabajar, o quedarse en casa y prestar cuidados no remunerados, hace que las mujeres abandonen el mercado laboral.

El impacto de la COVID-19

Roberta Fusaro: Después de la COVID, muchas guarderías cerraron. ¿Se tienen en cuenta en este informe los efectos económicos de la COVID? ¿Hay datos específicos que haya visto al respecto?

JP Julien: Un dato que llama la atención es que la diferencia en la esperanza de vida entre los residentes negros y blancos aumentó en más de dos años, de modo que hoy en día un residente negro vive, en promedio, 5.6 años menos que un residente blanco. Un gran impulsor de esto fue el impacto desproporcionado de la pandemia en la población negra.

Como usted mencionó, las guarderías están cerrando o no pueden ampliar su capacidad, y esto afecta las decisiones de las familias sobre quién participará en el mercado laboral. El estresado sistema de guarderías ha reducido hasta qué punto las familias pueden encontrar opciones remuneradas para gestionar tanto las responsabilidades en casa como en el trabajo.

Creo que otra cosa esclarecedora que probablemente todos sentimos –y yo tengo dos hijos pequeños– es lo difícil que es intentar hacer ambas cosas. Cuidar a los niños y trabajar simultáneamente, aunque sea a distancia, es imposible. En cierto modo, creo que el único posible punto positivo es que la pandemia ha puesto de manifiesto lo fracturado que está nuestro sistema de atención infantil.

En cierto modo, ha sido un punto positivo para que la gente realmente reflexione: ¿Cuáles son las grandes inversiones que podemos hacer para apoyar a las familias en su importante tarea de criar a sus hijos y, al mismo tiempo, ser parte del mercado laboral de manera sostenible y a largo plazo?

Soluciones de los sectores público y privado

Roberta Fusaro: ¿Puede citar ejemplos de lugares u organizaciones que quizá ya estén tomando medidas para eliminar las diferencias de resultados entre los residentes blancos y negros?

JP Julien: Del lado del sector público está un lugar como Fresno, California. Hace unos cinco años, la Central Valley Community Foundation lideró un esfuerzo en colaboración con grandes empleadores, el gobierno y activistas comunitarios para crear lo que denominan la Iniciativa Fresno DRIVE: Developing the Region’s Inclusive & Vibrant Economy (Desarrollando la Economía Inclusiva y Vibrante de la Región). Y básicamente preguntaron a la comunidad: “¿Qué es lo que necesitamos para experimentar movilidad económica y para apoyar realmente nuestra economía?”. La respuesta fue de todo, desde la educación infantil temprana hasta la educación profesional, vivienda asequible e inversiones para reinventar su economía agrícola tradicional.

Lo que me encanta de ese ejemplo es que fue un proceso autoorganizado en el que la comunidad dijo: “Las cosas no están funcionando bien aquí. ¿Cómo podemos hacerlo mejor? ¿Cómo lo hacemos con la voz, las aspiraciones y las soluciones de todos los residentes, no solo de unos cuantos?”. Y han sido capaces de utilizar ese proceso de planeación para catalizar realmente inversiones a gran escala por parte del estado.

El segundo ejemplo que les daré es la tarjeta Discover Financial [Discover Card]. Recientemente demostraron un compromiso real con el “lugar”. Cuando se plantearon dónde deberían abrir un nuevo centro de atención al cliente, en vez de pensar en cerrar la brecha de las disparidades raciales como algo bonito que hacer, lo pensaron de otro modo: ¿Cómo podemos hacer de esto una ventaja estratégica para nuestro negocio? Así que invirtieron y abrieron una nueva ubicación en la zona sur de Chicago, que abrió en agosto de 2022.

Su objetivo es emplear a unas 1,000 personas, de las cuales más del 80 por ciento vivan a cinco millas del centro. Eso significa reducir los tiempos de desplazamiento, permitir que las familias pasen tiempo con sus hijos en casa y realizar inversiones físicas reales en un lugar que no suele recibir ese tipo de inversiones. Lo que ha sido poderoso es que el call center no solo obtiene buenos resultados en cuanto a satisfacción del cliente, sino que obtiene aún mejores resultados en cuanto a retención de empleados.

Diferentes perspectivas sobre la riqueza

Roberta Fusaro: Los resultados sugieren que la calidad de vida en general ha mejorado para los residentes negros y, sin embargo, esta brecha racial persiste. Hemos hablado del plazo increíblemente largo que creemos que se necesitaría para cerrar la brecha. ¿Qué está pasando en las comunidades blancas que está provocando un alza económica continua?

JP Julien: En cuanto a lo que he mencionado antes, creo que realmente es cierto que las ventajas se acumulan. Un ejemplo de ello es que la Reserva Federal publicó recientemente su última encuesta sobre la riqueza, que realiza cada tres años. La encuesta reveló que la riqueza de los negros en realidad aumentó –de $27,000 a unos $45,000 dólares–, lo que es muy positivo.

Pero lo que también ocurrió es que la riqueza de los blancos aumentó. Y lo hizo mucho más rápido que la riqueza de los negros. De este modo, la riqueza media de las familias blancas pasó de $218,000 a unos $285,000 dólares. Y parte de esa distinción es simplemente a qué activos tienen acceso las familias blancas frente a las familias negras.

Así que casi el 30 por ciento de la riqueza de los blancos, pero solo el 4 por ciento de la riqueza de los negros, estaba en acciones corporativas y renta variable. Este es un caso en el que realmente la ventaja engendra ventaja. Y no estamos diciendo, en nada de esto, ¿queremos que a los residentes blancos les vaya peor? No. Su continuo ascenso es algo bueno. Pero plantea la siguiente pregunta: ¿Cómo hacemos inversiones para que los residentes negros puedan superar lo que sabemos que es un punto de partida más difícil?

Progreso lento

Roberta Fusaro: En general, ¿la situación económica de los residentes negros va en la dirección correcta?

JP Julien: Yo diría que sí y no. En un sentido, sí. Hemos visto un progreso real. El 73 por ciento de los condados estadounidenses experimentaron mejoras absolutas. Si tomamos otro dato, en 1990, casi un tercio de las familias negras vivían por debajo del umbral de pobreza. Hoy esa cifra es inferior al 20 por ciento, lo cual, nuevamente, es importante por lo que significa para la calidad de vida de la gente, y algo que debe celebrarse.

Al mismo tiempo, yo diría que no, porque menos de la mitad de los condados que analizamos vieron reducciones en las disparidades raciales. Estamos viendo otros retrocesos preocupantes. La esperanza de vida es un aspecto en el que se ha ampliado la brecha. Además, en 1980, el 58 por ciento de los residentes negros eran propietarios de su vivienda. Hoy, solo alrededor del 44 por ciento tiene vivienda propia. Si pensamos en eso como un mecanismo para la creación de riqueza, hay algunas áreas en las que no solo no hay progreso, sino que hay un movimiento inverso que considero desafiante.

Una cruda realidad sobre la raza y el lugar

Roberta Fusaro: ¿Hubo otro hallazgo del informe que le sorprendiera, algún dato en particular que le haya llamado la atención?

JP Julien: Lo que realmente llamó la atención fue que, esencialmente, en ningún condado de Estados Unidos los residentes negros obtienen, en promedio, tan buenos resultados como sus vecinos blancos. Solo una décima parte del 1 por ciento de los residentes negros vive en un condado donde los resultados son un 90 por ciento o mejores que los de sus homólogos blancos.

En ningún condado de Estados Unidos los residentes negros obtienen, en promedio, tan buenos resultados como sus vecinos blancos.

J.P. Julien

Esto fue sorprendente, dada la naturaleza absoluta de ese análisis. No lo digo con ningún ánimo pesimista para el futuro, sino más bien como un recordatorio importante, y subraya, para mí, el hecho de que la raza y el lugar siguen importando. Y si realmente queremos cambiar esta realidad, tenemos que enfrentarnos a ambas cosas de frente.

Roberta Fusaro: ¿Cómo deberían utilizar este informe las partes interesadas clave, el sector público, el sector privado, los líderes de las comunidades negras? ¿Qué deberían hacer con estas conclusiones?

JP Julien: Creo que, en un nivel muy básico, queremos que la gente aprecie la realidad. Creo que hay momentos en los que nosotros [como país] nos engañamos colectivamente pensando que vivimos en unos Estados Unidos post-raciales, donde las disparidades no son algo real, sino producto de nuestra imaginación.

Creo que parte de lo que nos ha iluminado en este trabajo es que la raza y el lugar siguen importando. Y no se trata de rememorar el pasado, sino de utilizarlo para comprender lo que podemos hacer de cara al futuro.

En segundo lugar, cuando miramos los ejemplos de dónde hemos visto un progreso económico real, a menudo viene acompañado de una inversión pública y privada sostenida y a gran escala, ya sea en nuestros mercados inmobiliarios, en la educación postsecundaria o en la forma en que apoyamos la innovación y el emprendimiento como país.

Espero que esta investigación sirva para hacernos una idea de la realidad y que sea un catalizador para encontrar formas concretas en las que los sectores público, privado y social puedan colaborar para cambiar esta realidad.

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