Capital privado: La clave para impulsar la competitividad europea

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Es la tercera economía más grande del mundo y un líder en sostenibilidad y estándares sociales. Sin embargo, Europa atraviesa una crisis de competitividad. La brecha del Producto Interno Bruto (PIB) entre la Unión Europea y Estados Unidos casi se duplicó, alcanzando el 30 por ciento entre 2002 y 20231, con alrededor del 70 por ciento de esa diferencia atribuible a un crecimiento más lento de la productividad. Esto, a su vez, ha limitado el crecimiento de los ingresos en toda Europa: desde el año 2000, los ingresos reales disponibles de los hogares estadounidenses han aumentado casi el doble que los de los hogares europeos.2

La respuesta necesaria parece clara: la agenda de competitividad europea de Mario Draghi señaló la necesidad de una inversión adicional de aproximadamente €800,000 millones de euros anuales entre ahora y 20303, un objetivo que se analiza más a fondo en la Brújula de Competitividad de la Comisión Europea4. ¿El problema? Las fuentes históricas probablemente no cubrirán esta brecha. El financiamiento público ha representado en promedio alrededor del 20 por ciento del total de la inversión 5, y nuestro análisis indica que es improbable que pueda cubrir más del 50 por ciento. Europa ya depende en gran medida del financiamiento mediante deuda a través del sistema bancario, que no es adecuado para inversiones de mayor riesgo. Y es poco probable que los mercados públicos desbloqueen las cantidades necesarias, incluso si los mercados de capitales se integran más6.

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Esto deja un papel crucial para el capital privado europeo. Si bien el sector del capital privado de la Unión Europea opera a aproximadamente la mitad de la escala del de Estados Unidos cuando se mide por los activos bajo gestión (ABG) en relación con el PIB y las inversiones7, la agenda de competitividad europea desbloquea la oportunidad más importante en décadas para el capital privado europeo. El sector cuenta con las capacidades necesarias, y las probables acciones de los responsables políticos podrían abrir aún más la puerta para que el capital privado desempeñe el papel principal en el cierre de la brecha de inversión del continente. Para ello, sería necesario aumentar el nivel de inversión de capital privado en toda Europa a alrededor de €250,000 millones de euros anuales, en comparación con los aproximadamente €100,000 a €150,000 millones de euros actuales8.

Es una oportunidad que el sector del capital privado europeo debería aprovechar, ya que consolidaría su papel fundamental en el desbloqueo del potencial del continente, transformando a su vez la industria y cerrando la brecha con sus homólogos globales. Este artículo analiza cómo el capital privado puede aprovechar el momento, incluso en medio de la incertidumbre y un panorama regulatorio en constante evolución. Los actores del capital privado pueden considerar las siguientes acciones:

  • Encontrar nuevas oportunidades de implementación invirtiendo en prioridades europeas como la energía, la infraestructura y la defensa, áreas a las que los gobiernos están comprometiendo cada vez más9 financiación significativa.
  • Acelerar el escalamiento de las empresas en cartera mediante una consolidación más rápida en toda la Unión Europea (UE), una oportunidad respaldada por los esfuerzos existentes para establecer redes transeuropeas en sectores seleccionados, como telecomunicaciones, transporte y energía.
  • Aprovechar nuevas fuentes de financiamiento, como los fondos de pensiones, que ahora pueden ampliarse debido a revisiones de políticas que les permiten destinar una mayor proporción de capital a inversiones privadas.
  • Apoyar el cierre de las brechas de productividad con Estados Unidos, apoyándose en las revisiones propuestas a las políticas de la UE orientadas a impulsar la mejora de competencias (upskilling) de la fuerza laboral.

Europa se encuentra en una encrucijada crítica, pues necesita fomentar la autonomía y la autosuficiencia en industrias estratégicamente cruciales ante el aumento de las tensiones geopolíticas. Creemos que, con acciones audaces, el capital privado estará en una posición única para redefinir la competitividad global del continente impulsando la innovación, creando líderes europeos y movilizando las importantes inversiones necesarias.

La nueva agenda de crecimiento e inversión de Europa

Los países de la UE albergan a 440 millones de personas, con sociedades que a menudo destacan como líderes mundiales en cuanto a nivel de vida e igualdad de ingresos, así como en educación, atención sanitaria, sostenibilidad y estándares medioambientales. Además, la economía de la región tiene un tamaño similar al de China, generando un 17 por ciento del PIB mundial, frente al 26 por ciento de Estados Unidos.

Sin embargo, el motor económico de Europa se ha debilitado en las últimas décadas, lo que ha generado una creciente brecha con sus pares globales y ha puesto en riesgo la prosperidad futura. El PIB real creció en torno al 1.4 por ciento anual entre 2002 y 2024, 0.8 puntos porcentuales menos que el de Estados Unidos.10 El lento crecimiento de Europa ha tenido un impacto significativo y generalizado, que se traduce en un menor nivel de vida y un acceso reducido a servicios públicos de calidad, al tiempo que amenaza sus ambiciones de liderazgo climático, inversiones en defensa y compromisos sociales.

Un factor clave detrás del desempeño económico de Europa es un nivel consistentemente más bajo de inversión en activos que impulsan el crecimiento de la productividad. A pesar de tener niveles promedio de inversión similares –20.6 por ciento para Europa y 20.7 por ciento para Estados Unidos como porcentaje del PIB entre 2010 y 2022–, Estados Unidos invirtió más del doble per cápita en los activos más productivos (como maquinaria y equipo, propiedad intelectual e intangibles).11 Al mismo tiempo, las empresas estadounidenses con más de €1,000 millones de euros en ingresos anuales invirtieron alrededor de €700,000 millones de euros —o €3,000 euros per cápita— más en gasto de capital e investigación y desarrollo (I+D) que sus homólogas europeas.12 Uno de los resultados: el retorno sobre el capital invertido (ROIC) de las empresas públicas europeas fue cuatro puntos porcentuales inferior al de sus pares estadounidenses entre 2015 y 2022.13

Sin embargo, está tomando forma una respuesta al desafío del crecimiento de Europa. Durante años, McKinsey ha explorado esta cuestión y ha investigado las áreas clave que Europa debería abordar para mantener su competitividad, desde la inversión en innovación y talento hasta los habilitadores estructurales y regulatorios.14 En septiembre de 2024, el informe Draghi avanzó en esta agenda, subrayando la necesidad de movilizar inversión adicional, tanto de fuentes privadas como públicas, en cuatro áreas clave para apoyar el esfuerzo de Europa por cerrar la brecha de competitividad con Estados Unidos y asegurar el futuro económico de la Unión Europea (Gráfica 1).15 Este esfuerzo se reforzó aún más con la publicación, en enero de 2025, de la Brújula de Competitividad de la Comisión Europea.16

Históricamente, alrededor del 80 por ciento de las inversiones en activos que impulsan el crecimiento han provenido del sector privado.17 Aumentar el nivel de inversión ha sido difícil debido a numerosos desafíos estructurales. Estos incluyen las altas barreras a la consolidación entre los actores de mayor tamaño (incluidas las derivadas de una regulación fragmentada y de normas nacionales de competencia) y las barreras al escalamiento de las empresas más jóvenes (como el financiamiento limitado en etapas tempranas y los obstáculos regulatorios). Los elevados costos energéticos y las limitaciones de recursos también representan desafíos, al igual que las dificultades de crecimiento del sector tecnológico, la adopción limitada de tecnologías avanzadas y una posible desregulación en Estados Unidos.

Otros desafíos afectan a toda la inversión, incluida la del sector público europeo. La población en edad de trabajar del continente está disminuyendo, y podrían surgir barreras comerciales que afecten a industrias clave orientadas a la exportación, como la automotriz y la aeroespacial. La expansión de la inversión en inteligencia artificial (IA) podría intensificar la competencia en sectores impulsados por la innovación. Parte de la capacidad de inversión podría desplazarse hacia el gasto en defensa dentro de los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Y los esfuerzos de descarbonización se enfrentan a obstáculos burocráticos, costos prohibitivos y una dependencia de tecnologías extranjeras, lo que plantea una difícil compensación entre las ambiciones ecológicas y la competitividad industrial.

Entender la oportunidad del capital privado

Los inversionistas europeos de capital privado (private equity, o PE) y capital de riesgo (venture capital, o VC) tienen alrededor de €1.5 billones de euros en activos bajo gestión, sin incluir crédito ni infraestructura.18 Las inversiones anuales de capital han promediado alrededor de €130,000 millones de euros durante los últimos tres años, abarcando todos los sectores, con un crecimiento notable durante la última década en energía (una tasa de crecimiento anual compuesta de alrededor del 14 por ciento); tecnologías digitales, biotecnología y atención sanitaria (10 por ciento); servicios y materiales empresariales (8 por ciento); y finanzas y seguros (7 por ciento).19

El capital privado europeo supera a los mercados públicos europeos a un ritmo incluso mayor que la diferencia equivalente en Estados Unidos.20 Sin embargo, el sector del capital privado en Europa se ve eclipsado por sus homólogos estadounidenses. En varias métricas clave, Estados Unidos tiene más del doble de tamaño: los volúmenes de operaciones y las inversiones anuales en Europa representan aproximadamente la mitad de los de Estados Unidos,21 mientras que los activos bajo gestión de capital privado y capital de riesgo equivalen a cerca del 8 por ciento del PIB en Europa22, frente al 17 por ciento en Estados Unidos (Gráfica 2).

Además, aunque el capital privado europeo ha registrado tasas internas de retorno positivas en todos los sectores durante los últimos 20 años, los fondos estadounidenses generalmente los han superado en alrededor de cinco puntos porcentuales anuales en promedio.23 Cerca del 57 por ciento de los principales actores del capital privado tienen su sede en Estados Unidos, invirtiendo en promedio unas 2.8 veces más capital que sus pares europeos y realizando un promedio de aproximadamente 1.8 veces más operaciones por actor en los últimos cinco años.24 En el caso del capital de riesgo, la brecha es aún más pronunciada: los actores estadounidenses representan alrededor del 90 por ciento de las principales firmas de VC y, durante el mismo período, invirtieron en promedio 16 veces más capital que sus pares europeos y completaron un promedio de aproximadamente diez veces más operaciones por actor.25

El capital privado impulsa un crecimiento, rentabilidad, empleo y valor desproporcionados

Hay una razón sencilla por la cual el capital privado es tan fundamental para cerrar la brecha de competitividad: genera más valor que sus equivalentes en los mercados públicos, especialmente en Europa (Gráfica 3). Durante los últimos 20 años, los fondos de capital privado han devuelto aproximadamente 1.2 veces el valor de sus equivalentes en los mercados públicos en Europa, en comparación con alrededor de 1.1 veces en Estados Unidos (entre 2018 y 2024, la creación de valor en la UE fue hasta 1.4 veces superior a la de sus equivalentes en los mercados públicos).26

El informe Draghi estima que se necesita una inversión adicional anual de €800,000 millones de euros. Es probable que el sector público financie solo entre €160,000 y €400,000 millones de euros de esa cantidad, lo que deja un amplio margen para que el capital privado cubra la diferencia.27

Oportunidades para el capital privado

El impulso por hacer a Europa más competitiva abrirá cuatro áreas de oportunidad para los actores del capital privado: encontrar nuevas oportunidades de implementación en sectores estratégicamente importantes (como energía, IA, defensa y aeroespacial, así como ciencias cuánticas y biológicas), escalar más rápido las empresas en cartera para crear líderes paneuropeos, acceder a nuevas fuentes de financiamiento y contribuir al cierre de las brechas de productividad. Estas oportunidades están habilitadas por la evolución del panorama regulatorio y la implementación de cambios estratégicos en las políticas (Tabla). Las revisiones de políticas propuestas podrían viabilizar oportunidades de inversión críticas.

Tabla

1. Encontrar nuevas oportunidades de implementación

Ciertas industrias seleccionadas ocupan un lugar destacado en las agendas políticas en toda Europa, incluidas la transición energética hacia la IA, la digitalización y las tecnologías avanzadas, las tecnologías cuánticas, la industria aeroespacial y de defensa, el sector espacial, la automoción, el transporte y la industria farmacéutica. Los gobiernos están comprometiendo cada vez más fondos sustanciales en estas áreas,28 lo que indica vientos favorables para la escalabilidad y la longevidad de las inversiones potenciales. El capital privado tiene una oportunidad histórica porque estas industrias ofrecen oportunidades de inversión escalables y de alto crecimiento que se alinean con las ambiciones estratégicas, económicas y sociales de Europa.

  • La transición energética es fundamental para la ambición de Europa de liderar el esfuerzo global de descarbonización, acelerando la demanda de inversión privada en innovación y en infraestructura de tecnologías limpias como el hidrógeno; la captura, utilización y almacenamiento de carbono; y la tecnología de fisión nuclear. Se ampliará la capacidad de producción en segmentos clave de las energías renovables –incluidas la energía solar fotovoltaica, el almacenamiento de energía de larga duración y las redes inteligentes–, aprovechando las fortalezas y sinergias de Europa en otros sectores, como la automoción, el hidrógeno para e-combustibles y las pilas de combustible.
  • Las innovaciones en IA son cada vez más cruciales para impulsar la productividad europea y mantener la competitividad en la economía global. Existen oportunidades significativas para que el capital privado contribuya al desarrollo del ecosistema europeo de IA, desde la ampliación de la infraestructura informática y la creación de laboratorios de IA de vanguardia hasta el liderazgo en la adopción de IA en industrias maduras (como la transformación de los sectores de servicios administrativos mediante flujos de trabajo habilitados por IA).29
  • En materia de digitalización y tecnologías avanzadas, las políticas e iniciativas propuestas (y el financiamiento público y privado) priorizan la banda ancha de alta velocidad, la informática y los semiconductores.30 Creemos que también deberían considerarse áreas prioritarias adicionales, como las tecnologías de conectividad —defendiendo las posiciones en la cadena de valor en I+D y fabricación de redes de comunicación, y fomentando la innovación en servicios de conectividad y desarrollo de software—, así como las tecnologías cuánticas, con un enfoque en la fabricación de hardware para computación y sensores, software de aplicaciones y componentes de control de próxima generación.
  • El aumento de las tensiones geopolíticas y el incremento de los presupuestos de defensa están creando importantes oportunidades de inversión en el sector aeroespacial y de defensa, particularmente en tecnologías y servicios relacionados con el espacio. Este crecimiento estará impulsado por la consolidación de las capacidades europeas en clústeres tecnológicos que permitan alcanzar la escala necesaria y reducir la duplicación de las necesidades de inversión.
  • La prioridad en el sector automotriz es mantener la competitividad en los vehículos de próxima generación, con inversiones centradas en la I+D en etapas tempranas, equipos complejos, nuevos materiales y diseños de chips automotrices, con el fin de evitar el desplazamiento del mercado debido a la producción en el extranjero. En el sector del transporte, la agenda pone énfasis en el desarrollo de infraestructura, la armonización normativa, la resiliencia y los esfuerzos orientados a soluciones de descarbonización y automatización.
  • En el sector farmacéutico, el capital privado puede facilitar la expansión de la capacidad de I+D y de fabricación, agilizar el acceso al mercado e incrementar el gasto en I+D destinado a soluciones innovadoras. Las inversiones específicas en tecnología cuántica podrían mejorar el descubrimiento de fármacos y las innovaciones médicas, sobre todo en segmentos de rápido crecimiento como los medicamentos para la obesidad, la salud cardiovascular, los dispositivos de salud digital, la neuromodulación, la imagenología avanzada, la microelectrónica, la miniaturización y nuevas modalidades de tratamiento como la denervación renal.

Las start-ups y scale-ups podrían desempeñar un papel clave, con varias iniciativas políticas que se espera aceleren la innovación. Estas incluyen una financiación ampliada, el respaldo de organismos como la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada (Advanced Research Projects Agency) para la innovación disruptiva, incentivos adicionales para inversionistas ángeles y capital de riesgo, y coinversiones público-privadas a través del Banco Europeo de Inversiones. Estos esfuerzos también se ven respaldados por una mayor inversión pública en I+D; presupuestos mejorados para la investigación y la infraestructura tecnológica; la creación de un centro de innovación de la UE; y regulaciones simplificadas, como políticas fiscales armonizadas, el sistema de patentes unitarias y un estatuto de alcance europeo para emprendimientos innovadores. La reducción de la complejidad normativa para las ofertas públicas de ventas (OPV) y la armonización de los mercados bursátiles en toda Europa podrían incentivar a los fundadores de start-ups y scale-ups a cotizar en Europa, mantener el control tras la OPV y recaudar capital en etapas tempranas de manera eficaz. Estas iniciativas buscan fortalecer el ecosistema financiero, reducir las trabas burocráticas y fomentar un ciclo autosostenible de innovación.

2. Acelerar el escalamiento de las empresas en cartera mediante una consolidación más rápida en toda la UE

El capital privado puede desempeñar un papel decisivo en la conformación de la próxima generación de líderes paneuropeos y en el impuso de la consolidación, tanto nacional como transfronteriza, en sectores críticos. Esta oportunidad se ve reforzada por el impulso actual para establecer redes transeuropeas en sectores seleccionados como las telecomunicaciones, el transporte y la energía, con transformaciones positivas ya visibles en países como Italia.31

Las revisiones potenciales a las regulaciones de control y competencia de la UE podrían reducir la incertidumbre y fomentar un entorno más predecible para las fusiones y adquisiciones a gran escala. Tanto el informe Draghi como la Brújula de Competitividad de la UE sugieren simplificar las prácticas de control de fusiones en toda Europa e implementar umbrales claros y coherentes para las notificaciones obligatorias —como se ha visto en Austria y Alemania— con el fin de reducir la ambigüedad y estimular una mayor actividad. Además, un impulso más decidido hacia la Unión de los Mercados de Capitales podría crear mercados de capitales más integrados y eficientes en Europa y reducir las barreras a las inversiones transfronterizas.

Además, una regulación armonizada y un regulador único para el mercado de valores de la UE, como la Autoridad Europea de Valores y Mercados, podrían reducir los costos de cumplimiento normativo y simplificar las inversiones a gran escala. El capital privado también podría beneficiarse de los sectores fragmentados de Europa, que ofrecen un potencial significativo de creación de valor en comparación con el mercado estadounidense, que está más consolidado (Gráfica 4). Con la amplia reserva de experiencia y talento que posee Europa, el capital privado es uno de los pocos sectores capaces de desplegar capital transformador para impulsar fusiones e integraciones complejas y de gran escala, generando valor mediante la consolidación.

3. Aprovechar nuevas fuentes de financiamiento

A medida que las firmas de capital privado desarrollan un conocimiento cada vez más profundo y sofisticado en áreas como la salud, las energías renovables, la IA y la tecnología, pueden desbloquear oportunidades significativas de colaboración con gobiernos y entidades públicas a través programas de financiamiento a gran escala. El capital privado aporta perspectivas estratégicas, experiencia operativa y recursos financieros, mientras que las nuevas asociaciones público-privadas y los programas públicos de financiamiento a gran escala brindan al sector privado acceso a oportunidades de inversión estables y a largo plazo en sectores de alto crecimiento. La creciente complejidad, tamaño e intensidad de capital de estas oportunidades estratégicamente críticas requerirá que los inversionistas privados piensen en grande en términos de capital recaudado. También se requerirá un apoyo operativo más sofisticado para las empresas de su cartera subyacente.

Las revisiones de las políticas paneuropeas también podrían permitir que los actores recauden mayores fondos, lo que implicaría que una mayor proporción del capital total desplegado se destine a inversiones privadas. Es probable que estas revisiones aceleren la tendencia de los inversionistas institucionales a expandir sus inversiones alternativas, con una proyección de que la proporción del total de activos bajo gestión aumente a aproximadamente el 16 por ciento para 2027, en comparación con el 11 por ciento en 2015, a medida que los ABG de capital privado, capital de riesgo, deuda privada, infraestructura y bienes raíces superen los €2.7 billones de euros (un aumento de €800,000 millones de euros desde 2023).32 Este cambio ayudará a desbloquear el capital sustancial necesario para respaldar los emprendimientos más prometedoros en sectores estratégicos e intensivos en innovación que actualmente atraviesan una rápida transformación. Asimismo, el modelo de “originar para compartir”, adoptado cada vez más por las instituciones financieras en el actual entorno regulatorio —en el cual los requisitos de capital más estrictos y las restricciones sobre los activos ponderados por riesgo limitan la capacidad de los bancos para mantener grandes exposiciones en sus balances—, permite a las firmas de capital privado acceder a un flujo constante de estructuras alternativas de financiamiento y oportunidades de inversión preseleccionadas en diversos sectores.33

Prevemos que los actores del capital privado deberán recaudar más fondos especializados a gran escala para generar una especialización interna adecuada, acelerar de forma óptima la creación de valor en sectores intensivos en innovación y abordar las dinámicas particulares de áreas estratégicamente críticas. La captación de fondos especializados ofrece una forma estructurada de navegar mercados y sectores complejos. Esto responde a la demanda de los inversionistas por enfoque y precisión, y posiciona a las firmas de capital privado como líderes verticales capaces de desbloquear todo el potencial económico de industrias clave para el crecimiento.

De manera similar, los esfuerzos de consolidación requerirán un capital significativo para adquirir e integrar empresas, apoyar su expansión y optimizar sus operaciones a fin de crear actores competitivos a nivel global. Al profundizar sus asociaciones con bancos e instituciones financieras, el capital privado puede mejorar la diversificación de la cartera y escalar las inversiones de manera eficiente, consolidando aún más su papel como motor clave de la innovación y el desarrollo económico.

4. Apoyar el cierre de las brechas de productividad

La necesidad urgente de cerrar la brecha de productividad de Europa frente a Estados Unidos es un motor clave del crecimiento a largo plazo, lo que la convierte en un foco central de la agenda de competitividad europea. Aproximadamente el 70 por ciento de la brecha del PIB per cápita entre Europa y Estados Unidos se atribuye a una menor productividad34, y la menor penetración de tecnologías digitales de vanguardia en la economía europea amenaza con ampliar aún más esta distancia. Hoy en día, sectores que históricamente han sido la fortaleza de la región —como la industria automotriz y la industria pesada— se enfrentan a desafíos que van desde una integración tecnológica limitada hasta la preparación de la cadena de suministro. Por ejemplo, la demanda en el sector automotriz se está desplazando hacia nuevos mercados en medio de una necesidad creciente de reconfigurar la cadena de valor hacia la movilidad verde, los vehículos digitales y basados en software, y las cadenas de economía circular. En medio de este cambio, el entorno regulatorio en evolución y el enfoque en la sostenibilidad y la descarbonización crean un terreno fértil para la modernización mediante la automatización, la IA y la manufactura de última generación. Existe una necesidad clara de que estas industrias fundamentales cierren su brecha de competitividad global mediante una mejora de la productividad.

La probada capacidad del capital privado para generar retornos superiores a los esperados e impulsar la productividad en los sectores en los que invierte lo convierte en un socio altamente confiable para abordar la brecha de productividad. El sector tiene una oportunidad clara de liderar transformaciones impulsadas por la tecnología, centradas en la creación de valor a través del crecimiento de la productividad, apalancado en su papel activo y su modelo de propiedad a largo plazo. El capital privado también tiene una larga trayectoria impulsando la productividad mediante la atracción y retención de talento de alto nivel y la mejora de las competencias y el rendimiento de los trabajadores.

Esto podría facilitarse con las revisiones propuestas a las políticas de la UE orientadas a cerrar la brecha de productividad mediante la mejora de las competencias laborales. Iniciativas como la reasignación de fondos, los programas de visado a nivel de la UE y los nuevos programas para el desarrollo de habilidades tecnológicas apoyarán tanto la atracción de trabajadores altamente calificados provenientes de fuera de Europa como la mejora de las habilidades directivas en las pequeñas y medianas empresas. Esto es crucial en sectores clave como el digital, las tecnologías limpias, la tecnología avanzada, la industria automotriz y la sostenibilidad, donde las brechas de talento pueden ser más pronunciadas. El capital privado también puede mejorar las habilidades de los altos directivos mediante programas específicos de recualificación, mitigar la migración de talento hacia Estados Unidos e invertir en iniciativas sólidas de mejora de competencias y reciclaje profesional (reskilling) para garantizar que la fuerza laboral esté preparada para satisfacer las demandas de capital humano de las industrias del futuro.

Gracias a su modelo de propiedad activa y a su rol estratégico, los actores del capital privado pueden acelerar esta transición aportando recursos financieros y conocimientos operativos, impulsando la innovación y adoptando tecnologías de vanguardia como la IA y la robótica avanzada. Su experiencia global y su probada fórmula para fomentar sinergias intersectoriales serán elementos clave para allanar el camino hacia el aumento de la productividad y el liderazgo tecnológico en Europa. Al aprovechar su experiencia y su horizonte de inversión a largo plazo, el capital privado puede ayudar a modernizar industrias fundamentales, cerrar la brecha de productividad y posicionar a Europa como líder en la próxima ola de avances tecnológicos.

El camino por delante

Para desempeñar su papel en la mejora de la competitividad de Europa, los actores del capital privado deberán recaudar fondos más grandes y sofisticados que impulsen operaciones paneuropeas en industrias críticas; captar nuevas fuentes de financiamiento, como asociaciones con bancos; crear nuevas capacidades, y, cada vez más, resolver la creación de valor intracontinental con una fuerte orientación hacia mejoras de rendimiento impulsadas operativamente.

Si bien Europa se encuentra en una coyuntura crítica y desafiante, también tiene la oportunidad de redefinir su competitividad a nivel global. Creemos que el capital privado tiene la clave para desbloquear este potencial impulsando la innovación, escalando negocios y movilizando las importantes inversiones necesarias para cerrar la brecha que separa a la región de sus pares globales. Al alinearse con la Brújula de Competitividad de la Comisión Europea y aprovechar las nuevas dinámicas favorables del mercado, el capital privado puede convertirse en una fuerza transformadora que promueva el crecimiento, la sostenibilidad y la resiliencia en todo el continente.

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