En la enfermedad y en la salud: Cómo se percibe la salud en todo el mundo

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El clásico aforismo romano mens sana in corpore sano, o “mente sana en cuerpo sano”, refleja la creencia de que ambos tipos de salud son importantes para una vida rica y significativa. Pero hoy, “salud” suele referirse exclusivamente a la salud física. De hecho, aproximadamente el 75 por ciento de los estudios relacionados con la salud tienen criterios de valoración primarios que abordan solo la salud física,1 mientras que otros componentes críticos de la salud —mental, social y espiritual (la salud espiritual incluye el significado, la pertenencia, el propósito y la identidad, no la creencia estrictamente religiosa2)— han sido en gran medida ignorados.3

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El McKinsey Health Institute (MHI) ha descubierto que los países y las sociedades se beneficiarían de la adopción de un marco holístico y modernizado para la salud que abarque múltiples dimensiones.4 Esta definición amplia de la salud, con un mayor énfasis en el bienestar, fue propuesta ya en 1948 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que la definió como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.”5

En 2022, el MHI realizó una encuesta global de aproximadamente 1,000 personas en cada uno de los 19 países para comprender cómo las comunidades de todo el mundo definen la salud y qué factores creen que influyen en ella. En general, los encuestados valoraron las cuatro dimensiones de la salud –física, mental, social y espiritual– y adoptaron una visión mucho más amplia que los sistemas de salud de los países en los que viven. Los resultados también mostraron que sentirse saludable no se limita a la ausencia o presencia de enfermedades, lo que indica que las personas de todo el mundo pueden centrarse más en cómo pueden vivir una vida plena y funcional en sus propios términos.

Al mismo tiempo, los resultados de la encuesta revelaron diferencias sustanciales en las opiniones individuales, las necesidades y el apoyo recibido, a menudo basadas en el país, el género, la edad o los ingresos. Por ejemplo, aunque más del 70 por ciento de los encuestados calificó su salud general como buena o muy buena, este porcentaje oscila entre un 30 por ciento en Japón6 y un 90 por ciento en Nigeria. 7 Menos del 7 por ciento del total de encuestados calificó su salud como mala o muy mala.

Hallazgos clave de la encuesta

Este artículo destaca los hallazgos más significativos de la encuesta como punto de partida para un diálogo y una exploración continuos (para más información sobre la encuesta, consulte el recuadro: “Alcance y metodología de la encuesta”).

Todas las dimensiones de la salud importan

La presencia de enfermedad no siempre está alineada con las percepciones de salud

La edad no siempre se equipara a las percepciones de la salud

Existe una correlación negativa entre la esperanza de vida al nacer y la percepción de la salud

La percepción de la salud y los ingresos de los hogares están conectados positivamente en la mayoría de los países

En general, las personas se sienten mejor apoyadas en sus necesidades de salud por la familia y los amigos

Las personas que se sienten bien apoyadas en sus necesidades sanitarias reportan una mejor salud

Las mujeres y los hombres reportan un apoyo sanitario equivalente, a pesar de la evidencia de inequidades

En general, los encuestados masculinos y femeninos reportaron niveles comparables de apoyo sanitario y atribuyeron una importancia similar a las categorías de apoyo, como los sistemas de atención médica y la familia y los amigos. Curiosamente, los hombres en países con ingresos medios más altos declararon un mayor apoyo a la salud de los sistemas sanitarios públicos y privados que las mujeres. Aunque las mujeres y los hombres reportaron el mismo nivel de apoyo sanitario, investigaciones recientes proporcionan evidencia de que, en todos los países, es menos probable que las mujeres reciban un apoyo comparable.8 Por ejemplo, a pesar de sufrir un dolor más intenso y frecuente durante períodos de tiempo más prolongados, las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de recibir tratamiento para el dolor y, en ocasiones, sus síntomas se describen como "emocionales" o "psicosomáticos".9 En Reino Unido, las mujeres tienen un 50 por ciento más de probabilidades que los hombres de recibir un diagnóstico erróneo después de un ataque al corazón y más probabilidades que los hombres de morir a causa de ataques al corazón.10 En Estados Unidos, un análisis de los procedimientos específicos de género descubrió que los reembolsos a los médicos por parte de Medicare conducían a un sesgo en la selección del procedimiento. Esto reflejó que los reembolsos por procedimientos masculinos fueron más altos que por los femeninos en más del 80 por ciento de las veces. Los reembolsos fueron un 28 por ciento más altos en promedio, a pesar de que los procedimientos masculinos no solían ser más complejos.11

Las personas con una enfermedad reportan un menor apoyo sanitario que las personas sin enfermedades

Si las personas, las empresas y los países amplían su comprensión de la salud, pueden cosechar los beneficios del aumento de la esperanza y la calidad de vida.

Hacia un enfoque modernizado de la salud

Nuestra encuesta sugiere que las personas definen su propia salud de manera mucho más amplia que la presencia o ausencia de una enfermedad: la salud física y mental es importante, pero también lo es el grado en que las personas se sienten conectadas, valoradas socialmente o tienen un sentido de propósito. Esta definición más amplia de salud, que abarca las dimensiones físicas, mentales, sociales y espirituales, es relevante, pero todavía incipiente.

Es probable que sea necesario adoptar un enfoque más integral para crear cambios duraderos, significativos y materiales en las actitudes y acciones de la sociedad para alcanzar el máximo potencial de la mejora de la salud. Si las personas, las empresas y los países amplían su comprensión de la salud, pueden cosechar los beneficios del aumento de la esperanza y la calidad de vida. Este cambio de punto de vista puede llevar tiempo y requerir una colaboración sin precedentes con un conjunto mucho más amplio de partes interesadas; datos más completos y mejores; y nuevas formas de medir y evaluar las intervenciones destinadas a mejorar la salud de las personas.

En esencia, el MHI se creó para ayudar a las personas a vivir más tiempo y con plenitud. Una faceta es comprometerse con otras partes interesadas para comprender mejor cada dimensión de la salud y los vínculos entre ellas, para identificar las barreras que impiden adoptar una visión más holística de la salud y cómo abordarlas.

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