La COP26 hizo del cero neto un principio fundamental para las empresas. Así es como los líderes pueden actuar

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Incluso mientras los delegados de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático —conocida como Conference of the Parties o COP26 por sus siglas en inglés— concluyen las negociaciones, está claro que los compromisos climáticos lanzados en Glasgow remodelarán la agenda del sector empresarial global. Había grandes esperanzas de que la COP26 sería el lugar en el que el mundo pasaría a la acción con respecto a los objetivos del Acuerdo de París. Se seguirá debatiendo si las conversaciones oficiales lograron lo suficiente. Sin embargo, si nos centramos solo en estos acontecimientos, nos perderemos la otra historia que se desarrolló durante la COP26, ya que los compromisos públicos, privados e intersectoriales indicaron que la dirección del viaje es hacia el cero neto (net zero). Y en cientos de conversaciones en Glasgow, los ejecutivos nos dijeron —a nosotros y a nuestros colegas— que esperan una aceleración de la acción climática en toda la economía real: a nivel de sistema, en todas las industrias y dentro de las organizaciones.

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Nuestras conversaciones también pusieron de manifiesto otra cosa: los compromisos de cero neto están sobrepasando la formación de cadenas de suministro, mecanismos de mercado, modelos de financiamiento y otras soluciones y estructuras necesarias para allanar el camino de la descarbonización del mundo. Para las empresas, estas condiciones crearán oportunidades para innovar y liderar una acción coordinada de los pares de la industria, socios de la cadena de valor, proveedores de capital y responsables de las políticas públicas. También introducen el riesgo añadido de que los precios de las materias primas se disparen. Teniendo en cuenta estas oportunidades y riesgos, ofrecemos un vistazo a cinco consideraciones fundamentales que pueden ayudar a los ejecutivos a definir un programa eficaz de cero emisiones netas para los próximos años.

Los compromisos con el cambio sistémico significan que el cero neto es ahora un principio organizativo para las empresas

Al salir de la COP26, muchos observadores se concentrarán en si los compromisos asumidos allí implican un aumento de la temperatura superior a 1.5°C. Este análisis es importante, ya que ayuda a mostrar cuánto más hay que hacer para reducir las emisiones y adaptarse al calentamiento. Para los ejecutivos, también es importante que los objetivos de los países y las empresas converjan en los objetivos de 1.5°C. El imperativo de cero emisiones netas ya no se cuestiona, sino que se ha convertido en un principio organizativo para las empresas.

¿Por qué lo decimos? Porque muchos de los compromisos de reducción a cero neto realizados en Glasgow proceden de coaliciones de las partes interesadas (stakeholders) —gobiernos, instituciones financieras, empresas, organizaciones multilaterales y otros— que deben participar si se quieren resolver los problemas sistémicos. Por ejemplo, la transición a un transporte marítimo limpio requerirá que los clientes soliciten el servicio, que las compañías navieras inviertan en buques que funcionen con combustibles de cero emisiones, que los productores de combustible produzcan más de esos combustibles y que los bancos proporcionen capital para estos esfuerzos. Y cuando estas actividades se coordinan, cambian todo el contexto operativo de las empresas.

Los directores generales (CEO) pueden adelantarse a estos cambios al unirse a las coaliciones que ya existen, como la Mission Possible Partnership. En la COP26 también hubo nuevos compromisos de grupos como la Alianza Financiera de Glasgow para las Cero Emisiones Netas (Glasgow Financial Alliance for Net Zero, o GFANZ). Los CEO que vean una necesidad apremiante e insatisfecha de un esfuerzo intersectorial pueden querer organizar una coalición. También podrían optar por comprometer al sector público a establecer normas que favorezcan una transición hacia el cero neto más ordenada.

Las empresas pueden sacar provecho de la conversión de los compromisos de reducción a cero neto en planes de reducción a cero neto

En muchos casos, los compromisos de reducción a cero neto van por delante de los planes de las empresas para cumplirlos. Son relativamente pocas las compañías que han elaborado planes claros y detallados sobre la manera en que alcanzarán el cero neto. Los líderes deben concentrarse en esto ahora; los inversionistas y los reguladores esperan que lo hagan. El Ministro de Finanzas de Reino Unido, Rishi Sunak, reiteró en la COP26 que el Tesoro exigiría a las empresas que cotizan en bolsa en Reino Unido que presentaran planes de reducción a cero neto para 2023. Es solo cuestión de tiempo para que los reguladores y supervisores de otros países sigan ese ejemplo.

Hasta entonces, los líderes que pongan en marcha planes convincentes de reducción a cero neto pueden distinguir a sus empresas de las demás. Por decirlo de otro modo: la base de la competencia ha cambiado, y ahora se valora una buena planificación y ejecución de la reducción a cero neto. Esos planes variarán en sus aspectos específicos, por supuesto, pero los que estén bien elaborados contarán con ciertos elementos:

  • objetivos de emisiones para los Alcances 1, 2 y 3 (los más difíciles de cumplir); estos deben incluir objetivos a largo plazo, así como objetivos a corto plazo para 2025 y 2030, todos ellos alineados con trayectorias de mitigación basadas en la ciencia o trayectorias específicas del sector de autoridades creíbles
  • una visión estratégica de los riesgos y las oportunidades climáticas para cada parte de la cartera de la empresa, que abarque tanto la dinámica competitiva como las exposiciones medioambientales
  • una evaluación sobre el gasto de capital de transición que se requerirá para reducir las emisiones, especialmente de los activos existentes de uso intensivo de emisiones, junto con una postura creíble sobre el uso de créditos de carbono de alta calidad
  • un programa de creación de capacidades para supervisar las condiciones externas, tomar decisiones sobre cómo actualizar el plan de la empresa y aplicarlo

Los planes tardan en prepararse, pero las condiciones empresariales cambian rápidamente, como explicamos a continuación. Las empresas no deben esperar para actuar. La mayoría puede hacer movimientos sin remordimientos incluso mientras elabora sus agendas a largo plazo. Empiece con medidas sencillas que aseguren la generación de valor; la inversión en eficiencia energética, por ejemplo, suele hacerlo.

También es importante explicar el plan de la empresa a las partes interesadas. Los directivos querrán contar con un programa de relaciones con los inversionistas y de compromiso con el exterior que ponga a la empresa en primera línea, explicando cómo ven el futuro, lo que están haciendo ahora y lo que harán después.

El dinero para financiar la transición se está formando; se necesitan mercados e instituciones para canalizar el capital

Las instituciones financieras han estado a la vanguardia del impulso hacia el cero neto, y continuaron liderando en la COP26. El GFANZ reunió a más de 450 instituciones, que representan $130 billones de dólares de activos financieros (el 40 por ciento del total mundial), las cuales prometieron alinear sus carteras con los objetivos de cero emisiones netas. Para ponerlo en perspectiva, el análisis de McKinsey indica que una transición de cero neto requeriría $150 billones de dólares de gasto de capital, dos tercios de ellos en las economías en desarrollo. Aunque existe un debate justificado sobre lo que el pacto del GFANZ podría significar en términos de inversión de capital —y probablemente se necesitará mucho más—, el compromiso muestra que el capital está empezando a formarse.

El reto consiste ahora en desplegar suficiente capital con la rapidez necesaria para alcanzar el cero neto. A nivel de sistema, hay que centrarse en la ampliación de los mercados y las instituciones que pueden canalizar el dinero hacia la descarbonización y la adaptación. Esto implica la ampliación de los mercados voluntarios de carbono, la reestructuración de los bancos multilaterales de desarrollo, el desarrollo de plataformas nacionales y la creación de mercados de futuros para productos básicos verdes.

En el ámbito de las empresas, los líderes necesitarán capital para descarbonizar sus participaciones y crear negocios que sirvan a los crecientes mercados de bienes y servicios de cero emisiones netas. Las compañías que posean activos intensivos en carbono podrían trabajar con instituciones financieras que tengan objetivos de cero emisiones en la obtención de fondos para modernizar o retirar estos activos de forma responsable. Excepto cuando se trata de los activos más intensivos en carbono, este enfoque puede ofrecer mayores reducciones de emisiones que la desinversión de activos o su privatización.

Asegurar materiales (más) verdes mitigará el riesgo en medio de la escasez y la volatilidad de los precios

El clima extremo no será la única amenaza para las cadenas de suministro en los próximos años. Hay una consecuencia que preocupa a muchos: a medida que aumenta la demanda de materiales con baja intensidad de emisiones, como el acero verde, la capacidad de producción puede no crecer lo suficientemente rápido para seguir el ritmo, al menos a corto plazo. Por ejemplo, el análisis de McKinsey sugiere que la escasez de mineral de hierro de alta calidad podría limitar la producción de acero de cero emisiones.

O consideremos los posibles déficits en el suministro de tecnologías climáticas. Los camiones de cero emisiones son un ejemplo. Un informe de Road Freight Zero, una coalición intersectorial que forma parte de la asociación Mission Possible Partnership, y McKinsey indica que el crecimiento previsto de las ventas de camiones de cero emisiones en Europa no será suficiente para poner al sector del transporte de mercancías por carretera del continente en la senda de los 1.5°C.

Los ejecutivos querrán prepararse ahora para la reducción de los suministros y la presión al alza de sus costos. Algunas empresas están cerrando contratos de compra de productos básicos como el acero verde. También puede ser posible cubrir la diferencia de precios entre los materiales convencionales y los sustitutos de cero emisiones, aunque para ello se necesitaría una capacidad comercial que pocas empresas, fuera del sector financiero, poseen actualmente.

Para los fabricantes de acero, cemento y otros materiales, la creciente demanda de bienes de cero emisiones es una oportunidad que solo puede ser satisfecha si descarbonizan su base de activos instalados. Para ello se necesitará un capital importante, como ya se ha dicho, así como tecnología y tiempo. Hasta que estas empresas logren realmente el cero neto, podrían buscar otras formas de satisfacer la demanda de materiales ecológicos por parte de los clientes. Un enfoque provisional consiste en obtener créditos de carbono de alta integridad de proyectos basados en la naturaleza.

La medición y la divulgación son inevitables; el uso de la tecnología digital para crear transparencia en los costos y los precios puede ser beneficioso

Las instituciones financieras y los gobiernos piden a las empresas que revelen más información sobre su exposición a los riesgos climáticos y sus planes de acción climática. El primer impulso de una compañía puede ser divulgar solo el mínimo requerido, pero quizá sea beneficioso describir el desempeño de una forma más abierta. Esto implicaría un seguimiento más estrecho de las cadenas de valor, un enfoque que la tecnología digital puede permitir. La experiencia de las empresas líderes sugiere que la gestión de la sostenibilidad será la próxima frontera de la transformación digital.

Las tecnologías informáticas y de detección distribuida se prestan bien a la gestión de la cadena de valor, y la reducción de las emisiones representa uno de los problemas más espinosos de la cadena de valor que hemos presenciado. En cada punto de la cadena de valor de una empresa, los costos podrían aumentar a medida que los proveedores y socios comerciales reduzcan sus emisiones. Los sistemas digitales de seguimiento y localización de mercancías podrían ayudar a revelar dónde se concentran las emisiones para que las compañías puedan tomar medidas para reducirlas.

Las tecnologías digitales también tienen poderosas aplicaciones dentro de las propias operaciones de una empresa. Una investigación realizada por McKinsey y el Foro Económico Mundial en 90 fábricas técnicamente avanzadas de todo el mundo muestra que las transformaciones digitales han impulsado el desempeño de la sostenibilidad en aproximadamente dos de cada tres instalaciones.

Las inversiones en resiliencia pueden proteger a las personas y a las empresas de los riesgos climáticos físicos

Un mayor calentamiento tendrá consecuencias físicas, y el calentamiento va a continuar. El Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático concluye que los cambios futuros en los sistemas de la Tierra están asegurados, independientemente de la cantidad de calentamiento que se produzca. Es más, los múltiples esfuerzos de modelización climática basados en los compromisos de la COP26 sugieren que el calentamiento continuado elevará las temperaturas a más de 1.5°C por encima de los niveles preindustriales.

Los peligros físicos que plantea el cambio climático tienen repercusiones humanitarias manifiestas. Por ejemplo, en un análisis basado en escenarios de calentamiento para la Carrera a la Resiliencia (Race to Resilience), una campaña liderada por los Campeones Climáticos de Alto Nivel de la ONU, McKinsey descubrió que en un mundo de 2.0°C aproximadamente mil millones de personas más estarían expuestas a los peligros climáticos que en un mundo de 1.5°C. En un escenario en el que se produjera un calentamiento de 1.5°C para 2030, casi la mitad de la población mundial podría estar expuesta a un peligro climático relacionado con el estrés térmico por calor, la sequía, las inundaciones o el estrés hídrico. Y en comparación con las naciones de altos ingresos, los países de bajos ingresos tienen mayores porcentajes de población que probablemente estén expuestos a, al menos, un peligro climático.

Las empresas también podrían sufrir interrupciones más frecuentes a medida que aumenten los riesgos físicos de los peligros climáticos. Sin embargo, si aumentan su capacidad de resiliencia, pueden mejorar su capacidad para mantener la continuidad de su negocio, lo que puede ser una fuente de confianza, por no hablar de la ventaja competitiva. De hecho, utilizando el mismo escenario de calentamiento descrito anteriormente, el McKinsey Global Institute estimó que las empresas eléctricas del sector downstream podrían perder hasta un tercio de los ingresos anuales si sus suministros de chips se interrumpieran durante cinco meses.


A pesar de cualquier debate sobre si la COP26 fue un éxito, se ha establecido la dirección general para las empresas. El impulso ha cambiado hacia el cero neto, proporcionando a las empresas un nuevo principio organizativo. La transición hacia el cero neto será complicada. Lo mejor que pueden esperar los líderes es que sea relativamente ordenada, en lugar de estar salpicada de cambios repentinos e inesperados. Y, en cualquier caso, la base de la competencia cambiará, ya que las partes interesadas recompensarán a las compañías que muestren un alto nivel de preparación, no para la mera incertidumbre estratégica, sino para la volatilidad limitada que seguramente traerá la transición.

Por lo tanto, un liderazgo valiente ayudará a las empresas a navegar por la transición. Los líderes tendrán que abrirse paso entre el ruido y articular una estrella del norte para el futuro de su empresa, apoyada por un plan detallado para llegar a ella. Centrarse en los cinco fundamentos descritos en este artículo puede ayudarles a lograr la claridad de pensamiento que se necesitará para planificar con eficacia.

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